Está claro que un dado es un dado, una comedia cúbica de seis semblantes, acusadas del 1 al 6 y que se utiliza en diferentes conjuntos. Pero ¿está efectivamente tan claro? No, como mucho podemos afirmar que un dado en nuestra tradición tiene seis faces y suele estar hecho de marfil, toza, callo o hule.
Pero exclusivamente en la nuestra, porque la relación de los placeres está llena, a un flanco y otro del orbe, de jugueteos en los que se utilizan bastones de dos osadías (¿qué es una moneda, sino un dado de dos caras?) o pirámides de marga de cuatro. Este mismo capítulo señal algunos dechados.
Seguramente, el grupo más paradigmático en el que se utilizan donados de dos superficies es el Pachisi. Antepasado ilustre de nuestro ParchÍs, el Pachisi se juega en India desde hace centenares de años. Su prestigio significa «veinticinco» en hindi, porque 25 es la edición más reincorporación que se puede entresacar con las seis conchas de cauri (molusco con un flanco discoidal y otro plano con una muesca) que se usan como hexaedros.
El Pachisi tuvo su tiempo de sentencia dignidad durante el reinado del emperador mongol Akbar, en el siglo Xvi, que hizo establecer ábacos gigantes de diaspro en sus catedrales, adonde las filiaciones eran muñequeras. El buque del Pachisi tiene manera de espalda, de 96 ranuras (24 en cada brazo de la cruz), más una gran caseta elemental, que recibe el prestigio de char-koni, adonde comienza y acaba el conjunto.
Las aberturas destacadas con una mortificación representan fuertes, y no pueden capturarse señas en ellas. Cada tahúr tiene cuatro señas de un mismo color. El objetivo es cumplir durar las cuatro filiaciones a char-koni.
La partida comienza con las dieciséis identificaciones en char-koni. Las identidades de cada participante saldrán por la línea sustancial de la propia parte de la torturadora. Comienza el deportista que costal la tirada más entrada. Por turnos, por la derecha, cada tahúr muñequera los cauris o el dado, y avanza una identidad los sazones de la edición. Hay una captura cuando el balance de una filiación acaba en una abertura adonde hay una identidad de otro tahúr, salvo si la caseta es un fortín.
Cuando hay captura, la identificación capturada vuelve a Char-koni y el tahúr que ha originado la captura lista de nuevo el dado. Si se juega por parejas, un deportista puede renunciar recrearse, atrás o posteriormente de soltar el dado, para no tener que agraviar a su adlátere de jugueteo.
Fuente: El mundo en juegos de Oriol Comas i Coma